Hemodiálisis ambulatoria

Es la técnica de filtrado y depuración de la sangre convencional, la clásica que emplea el «riñón artificial». La máquina que asume la función que ya no hacen los riñones propios. Vamos a conocerla en sus diferentes aspectos. 

¿EN QUÉ CONSISTE?

Una vez que el médico nos indica que el tratamiento de hemodiálisis debe comenzar, deberemos acudir al centro donde se nos va a realizar el tratamiento (bien un hospital de la Seguridad Social, o bien un centro de diálisis de carácter privado que tiene un concierto con la Seguridad Social).

En cada sesión de hemodiálisis, el personal de enfermería nos deberá conectar al «riñón artificial», para que éste realice su función.

Previamente nos deberán pinchar dos agujas (en sentido inverso y en un lugar próximo donde tengamos la fístula) para poder extraer la sangre sucia de nuestro cuerpo y volverla a introducir limpia tras su paso por la máquina. El proceso de diálisis es continuo. La sangre viaja varias veces desde nuestro cuerpo a la máquina a través de las redes y del dializador impulsada por una bomba, pero no se siente este movimiento.

La sangre que está fuera de nuestro cuerpo no supera la cantidad que cabe en dos tazas. El momento de los pinchazos es el único del proceso de hemodiálisis un poco doloroso, si no hay complicaciones de otro tipo durante la sesión. Aunque, con el paso del tiempo y la repetición de los pinchazos, cada vez es menos molesto.

Si hay alguna anomalía la máquina enseguida lo acusa encendiéndose una alarma sonoro-luminosa, y las enfermeras que están a nuestro cuidado acuden rápidamente a solucionarlo.

Es muy importante que nosotros les comuniquemos cualquier síntoma de malestar, puesto que cuanto antes lo digamos, antes pueden resolverlo.

El tiempo de duración de dicho proceso es, generalmente, de cuatro horas y se repite tres veces por semana. Una vez que se inicia la diálisis, nos sentiremos mejor y, por ello, es más fácil adaptarse de lo que en un principio pudiera parecer. Durante la sesión de diálisis podemos leer, ver la tele, charlar con nuestros compañeros… A menudo solemos sentir sueño por lo que también dormimos un rato.

Generalmente la extracción de la sangre se realiza por medio de la llamada fístula arterio-venosa interna (F.A.V.I.) y el retorno por medio de una vena normal. Aunque, en ocasiones, es necesario extraerla por otros medios, bien por problemas de urgencia o por otros problemas.

LA IMPORTANCIA DE RESPETAR LA DIETA ALIMENTICIA

La dieta es un aspecto muy importante que forma parte de nuestro tratamiento integral. Un buen asesoramiento dietético puede prevenir situaciones de desnutrición y de extremo riesgo.

Los riñones son los encargados de regular muchas sustancias que ingerimos con los alimentos. Cuando no pueden hacerlo, por estar enfermos, es cuando el respeto a la dieta se convierte en algo imprescindible para la vida.

¡OJO CON EL POTASIO!

La dieta de los pacientes hemodializados es muy particular, ya que la mayoría de los alimentos «sanos» (verduras, frutas, legumbres…) para el resto de las personas, se convierten en peligrosos para nosotros, debido fundamentalmente a uno de sus contenidos: el POTASIO.

El potasio es una sustancia muy importante para un correcto funcionamiento de los sistemas nerviosos y muscular. La persona sana elimina su exceso a través de la orina. El paciente en hemodiálisis no puede eliminarlo, y su elevación en sangre produce alteraciones neuromusculares, pudiendo provocar una parada cardíaca.

El enfermo en hemodiálisis puede consumir, al día, entre 1800 y 2000 mg de potasio. Por ello, es conveniente tener a mano una tabla de contenidos en potasio de los alimentos que con mayor frecuencia consumimos, para evitar aquellos que, por su alto contenido, nos están totalmente prohibidos.

Sin embargo, hay algunos alimentos que se les puede reducir el potasio cocinándolos de una forma determinada como les ocurre a las verduras y a las legumbres, las cuales podemos tomar siempre y cuando las pongamos a cocer en tres aguas diferentes sin aprovechar el agua de la cocción, o las dejemos en remojo, en el caso de las verduras, de 8 a 10 horas, cambiándoles el agua tres o cuatro veces.

Con estos procedimientos, se consigue una pérdida de potasio de un 30 o un 40%, pero, en contrapartida, los alimentos quedan con poco sabor. Para paliar esto, en muchas ocasiones habrá que ser imaginativo y recurrir a fórmulas culinarias que hagan más atractivos dichos alimentos evitando la falta de apetito y, como consecuencia, la anemia.

Los alimentos congelados, también, tienen menos potasio y las frutas enlatadas o en compota (sin tomar el líquido, pues éste contiene todo el potasio) son preferibles a las frescas.

¡A TOMAR PROTEÍNAS!

Las proteínas son uno de los principales componentes del organismo humano. Son necesarias para la renovación de células y tejidos, en definitiva para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo. En el intestino se descomponen en aminoácidos. El número de aminoácidos es de 22, de los cuales 10 son «esenciales» es decir, que es necesario tomar proteínas que los contengan a través de los alimentos porque nuestro organismo no los puede producir.

El paciente en hemodiálisis en cada sesión pierde un número importante de proteínas. Para mantener el equilibrio y compensar estas pérdidas es necesario un aporte de 1,2 a 1,5 grs. por Kg de peso y día; si el aporte de proteínas es insuficiente, el organismo recurre a las propias proteínas corporales para obtener energía, situación que puede dar lugar a la desnutrición, perdida de masa muscular o a la anemia.

Antes, la anemia en el paciente en hemodiálisis era bastante frecuente, hoy día con la eritropoyetina sintética (la EPO: el pinchacito al final de la diálisis) este problema ha disminuido en gran medida.

Las hay de alto valor biológico y de bajo valor biológico, en función de la proporción de aminoácidos esenciales que contienen.

Las proteínas de alto valor biológico son las que se encuentran en alimentos de origen animal.

Las de bajo valor biológico son aquellas con baja proporción de aminoácidos esenciales y se encuentran en alimentos de origen vegetal.

Deberemos tomar, fundamentalmente, proteínas de alto valor biológico, para mantener un buen equilibrio nutricional.

¡CUIDADO CON LA SAL! (SODIO)

Nuestro organismo obtiene sodio (sal) de los alimentos. El exceso se elimina por los riñones fundamentalmente, y en menor medida por las heces y el sudor. En el paciente renal, la eliminación está disminuida por la reducción o desaparición de la orina. Como consecuencia va a aparecer, por un lado, una gran sensación de sed y, por otra, una retención de agua, dando lugar a hinchazones e hipertensión arterial o, incluso, a insuficiencia cardíaca.

Por ello, es necesaria una dieta sin sal añadida. No podemos olvidar que la mayoría de los alimentos contienen sodio, por lo tanto no es necesario añadir más.

Además, las dietas pobres en sodio ayudan a controlar mejor la ingesta de agua, cosa muy importante ya que están restringidos los líquidos.

¡OJO CON NUESTROS HUESOS!

El fósforo y el calcio, son minerales que se encuentran en la sangre. Ambos deben mantener un equilibrio, ya que cualquier descompensación va a afectar a la mineralización de los huesos.

El calcio es un mineral que se encuentra en nuestro cuerpo en la sangre, los tejidos, los huesos y los dientes.

Un buen aporte de calcio en la dieta, la exposición habitual al sol, el desarrollo de ejercicio y la ausencia de tabaco y alcohol son fundamentales para el mantenimiento sano de los huesos. Pero para absorber el calcio se necesita que nuestro cuerpo sea capaz de sintetizar la vitamina D.

Sin embargo ¿qué ocurre cuando los riñones enferman?

  • El fósforo aumenta en sangre(Hiperfosfatemia)
  • El calcio disminuye (Hipocalcemia)

El cuerpo, que necesita calcio, lo intenta obtener de donde puede, estimulando las glándulas paratiroides (que están en el cuello) para que lo consigan y lo hacen extrayéndolo de los huesos (a esto se le llama hiperparatiroidismo).

Se produce, así, la descalcificación de los huesos, es decir su destrucción. (Osteopenia, osteoporosis). Esto significa mayor riesgo de fracturas, dolores óseos, reducción progresiva de la capacidad de la actividad física, alteraciones en el ánimo, y, en definitiva, una disminución de la calidad de vida.

Se recomienda una restricción de los alimentos que contienen fósforo. Esta restricción presenta problemas porque el fósforo está contenido en la mayor parte de los alimentos. Por eso, para evitar el exceso de fósforo en sangre el médico nos suele tratar con sales de aluminio (Pepsawar, Alugel-ibys) o Carbonato o Acetato Cálcico (Mastical, Caosina, Royén) ), que evitan la absorción del fósforo.

En cuanto al calcio, el aporte recomendado está entre 1000 y 2000 mg. Es imposible proporcionar con los alimentos estas cantidades, ya que los alimentos ricos en calcio lo son también en fósforo, por lo que es necesario, a veces, tomar suplementos de calcio. Por ello, en ocasiones el médico nos indica en el tratamiento la toma de medicamentos como el Rocaltrol que aportan la vitamina D.

EL ACCESO VASCULAR: LA FÍSTULA

Es la unión de una arteria con una vena, situadas ambas en el antebrazo, mediante una pequeña intervención quirúrgica con anestesia local que no requiere hospitalización. Generalmente la fístula es radiocefálica, es decir, se une la arteria radial con la vena cefálica en el antebrazo. Cuando ésta no es posible se realiza ante cubital, es decir, en el pliegue del codo.

Tanto una como otra se suelen realizar en el brazo no dominante.

Esta unión se realiza para que la sangre arterial pase a la vena (vena arterializada) y ésta adquiera un calibre tal como para poder extraer de ella el flujo de sangre suficiente, ya que, en una buena sesión de hemodiálisis, el riñón artificial (la máquina) necesita un volumen de sangre determinado (entre 250 y 300 ml/min), volumen que nuestras venas superficiales no pueden dar, ya que sus paredes no resistirían y se romperían.

Cuando nos realizan la fístula, no se puede hacer uso de ella hasta no haber transcurrido un mes aproximadamente, para dar tiempo a que las paredes de esa vena se agranden y fortalezcan. Pero es preferible evitar los pinchazos hasta los 3 o 4 meses. Para facilitar la maduración es conveniente realizar ejercicios, comprimiendo una pelota de goma o un ovillo de lana para estimular el flujo arterial.

La fístula, en sí misma, cuando no es pinchada no produce molestia alguna, solamente se nota la vena más abultada y un ruido especial que no debe producir temor ya que nos da la señal inequívoca de su buen funcionamiento.

Cuidados de la fístula:

La vida de la fístula requiere unos cuidados mínimos que vamos a señalar:

  • Controlar diariamente su buen funcionamiento posando suavemente la otra mano sobre ella y notando el flujo, o escuchando su «ruidito».
  • No permitir que en el brazo de la fístula nos tomen la tensión, ni nos saquen sangre.
  • No coger pesos con dicho brazo, y evitar golpes en esa zona.
  • No poner objetos que nos aprieten como relojes, pulseras, o incluso ropa.
  • Lavar a diario la zona donde se nos pincha para evitar infecciones.
  • Evitar acostarse sobre el brazo de la fístula.
  • Aceptar que nos pinchen en sitios nuevos aunque sea más doloroso, pues esto alargará la vida de la fístula.
  • Acudir al hospital lo antes posible si observamos que la fístula se ha parado o tenemos un dolor intenso en ese brazo.

 Cuando urge la realización de sesiones de hemodiálisis, la fístula no es adecuada ya que necesita un tiempo de cicatrizado de un mes aproximadamente. Para cubrir estas emergencias se puede colocar un catéter en una vía central, generalmente en la subclavia. 

Esta solución no suele recomendarse a largo plazo puesto que presenta mayor riesgo de infección que la fístula. 

ATENCIÓN AL AGUA

El agua es indispensable para la vida. El 60% de nuestro organismo es agua y desarrolla importantísimas funciones vitales. La pérdida del exceso de agua se realiza, fundamentalmente, a través de la orina, aunque también a través de la respiración, el sudor y las heces.

El agua la encontramos en las bebidas, pero también formando parte de los alimentos. Por lo tanto, agua significa también: sopa, fruta (el melón por ejemplo tiene un 93% de agua, es decir, de cada 100 g de melón, 93 g son de agua), pan, carne…

El paciente en hemodiálisis debe controlar diariamente la ingesta de líquidos, ya que al no poder eliminarlos a través de la orina pueden producir aumento de peso, hinchazón, hipertensión arterial, fatiga, e incluso fallo cardíaco. Como ya hemos señalado anteriormente, para calcular el agua que se puede tomar en 24 horas, se debe saber cuanta orina se elimina en ese mismo periodo de tiempo y se añaden 500 ml (medio litro) más, ya que estos se eliminan a través de la respiración y del sudor.

¿QUÉ ES EL PESO SECO?

El peso seco es nuestro peso al finalizar la diálisis, cuando ya se ha extraído el exceso de líquido, y con el cual nos sentimos bien. Por debajo de este peso puede aparecer hipotensión, calambres musculares… Por encima, puede aparecer fatiga. La diferencia con el peso ideal es que el peso ideal es 0,5 o 1 kg superior al seco. Al comienzo hay que ir averiguando poco a poco cual es ese peso seco sobre la base de ensayo-error. Éste irá variando según nuestra tolerancia, la cantidad de orina que se expulse, las variaciones de la grasa corporal e incluso pueden intervenir cambios estacionales.

Todo el líquido que se ingiera en el período interdialítico (entre dos sesiones de diálisis), la máquina deberá eliminarlo durante la sesión de hemodiálisis para dejar el «peso seco», en un proceso llamado ultrafiltración.

Entre dos sesiones de diálisis no se deben coger más de dos kilos de peso, que podrán ser dos kilos y medio el fin de semana ya que son tres días sin dializar. Cuando se sale de la sesión de diálisis se debe salir con el peso seco. Sin embargo, y por diferentes motivos, a veces esto no es posible. En ese caso, se deberán seguir unas normas más estrictas hasta la siguiente sesión.

Siempre hay que pesarse antes y después de cada sesión, antes para ver el peso que se trae y cuanta va a ser la ultrafiltración necesaria, después para comprobar cuanto peso se ha perdido y si se ha conseguido el peso seco.

El peso interdiálisis (entre sesión y sesión) es uno de los campos de batalla más importantes del enfermo renal cuando está en tratamiento de hemodiálisis. Muchos enfermos se niegan a comprender la importancia de no traer más peso del permitido. Pero hay que tener en cuenta que cuanto más peso cojamos, entre sesión y sesión, más tiene que quitar la máquina y el corazón sufrirá en mayor medida, pues tiene que bombear con más fuerza.

Del mismo modo la ingesta alimenticia durante la sesión de diálisis provoca, a veces, enfrentamientos entre el personal sanitario y los pacientes.

Para muchos de nosotros el momento del «desayuno» o de la «merienda» es esencial para aceptar mejor el tratamiento, ya que permite disfrutar de alimentos prohibidos o saciar la sed.

Pero los profesionales sanitarios, como es su obligación, tratan de evitar que el paciente que ha traído más peso del conveniente ingiera comida o líquido durante la sesión, para evitar problemas de hipotensión o trastornos digestivos.

Esto provoca, a veces, un gran enfado en el paciente que espera ansioso el momento de poder tomar dichos alimentos o calmar su sed.

La irascibilidad y el enojo nos impide aceptar con agrado lo que nos aconsejan los profesionales, pero hay que entender que sus consejos están relacionados con nuestro bienestar y no con su capricho.

Además, no todos los centros de diálisis del país disponen de las mismas normas con respecto al peso interdiálitico que el enfermo debe traer, mostrando mucho menos rigor en unos lugares que en otros. Esto puede traer consigo que nos inclinemos favorablemente por aquellos lugares que son más permisivos y nos restringen menos la dieta, sin darnos cuenta que esa permisivad puede ser causa de serias complicaciones.

Lo recomendable es que la ingesta, cuando pueda realizarse, sea ligera, y se haga durante la primera media hora de la sesión, cuando todavía no se ha realizado la mayor parte de la ultrafiltración.

EL PESO SECO ¡ALGO PRIMORDIAL!

Cuando una persona entra en diálisis, generalmente deja de orinar o la cantidad de orina es cada vez menor. Por ello, todo el líquido que introduce en su cuerpo (bien a través de lo que se bebe o bien a través de los alimentos que se ingieren) no puede expulsarse de forma natural y se acumula en donde no debe, produciendo hinchazones en diversas partes del cuerpo (tobillos, piernas, pulmón…), haciendo aumentar el peso e incluso provocando dificultades para respirar.

Para evitar esto, la cantidad de líquido que se puede ingerir al día está en relación a la cantidad que se orina en ese mismo período de tiempo, de tal modo que se puede ingerir medio litro de líquido más de lo que se orina. Pero ¡ojo! teniendo en cuenta el líquido que aportan los alimentos también, de los cuales algunos son muy ricos en agua. (Por ejemplo, la sandía). Es así como obtendremos un buen peso seco.

LA HIGIENE CORPORAL

Tanto si nos dializan por medio de una fístula como si lo hacen por medio de un catéter, es necesario una higiene diaria, sobre todo de la zona donde nos pinchan. ¡Sólo una higiene diaria nos evitará posibles infecciones!

Es necesario quitar al día siguiente, por la mañana, de la diálisis el vendaje que cubre los pinchazos y lavar bien el brazo con un jabón neutro.

Es conveniente tener en casa gasas estériles y un tubito de polvos desinfectantes por si acaso, al quitar los esparadrapos, se sangra. No hay que asustarse, solamente con apretar de nuevo unos minutos el pinchazo, el sangrado parará. Para más seguridad podemos volver a poner unos polvitos y una gasa y repetir la operación por la tarde.

Si tenemos colocado un catéter es conveniente, igualmente, tener unos cuidados:

  • Mantener una buena higiene corporal.
  • Vigilar el apósito que lo recubre, pues con los movimientos puede moverse.
  • No manipular ni mojar los apósitos.
  • Si está colocado en la pierna, mantener ésta extendida. Hay que recordar que si no va bien habrá que sustituirlo por otro.
COMPLICACIONES QUE PUEDEN SURGIR

Hay que señalar que diferenciaremos las complicaciones que pueden aparecer mientras se realiza la sesión de diálisis de las complicaciones crónicas del tratamiento con diálisis.

COMPLICACIONES DURANTE LA SESION

Durante la sesión pueden aparecer complicaciones que, aunque algunas son poco frecuentes, es importante entender lo que puede suceder:

  1. Hipotensión arterial: La tensión baja al perder líquido y sal. Cuando se siente la sensación de mareo, sudor o náuseas hay que comunicarlo a la enfermera. Ella dejará pasar suero y esa desagradable sensación desaparecerá enseguida.
  2. Calambres musculares: Se dan por la eliminación rápida de líquidos. Pueden dar durante el tratamiento o en casa, generalmente durante la noche. Durante el tratamiento se comunicará a la enfermera y ésta nos pasará suero para que se pase lo más rápidamente posible. Si nos dan en casa se pueden aliviar dando masaje sobre la zona, o ingiriendo un poco de agua con azúcar o caldo salado. Si el calambre es en los pies es conveniente tirar de la punta del pie hacia nosotros o apoyar la planta con fuerza contra una superficie.
  3. Náuseas y vómitos: Suelen preceder o acompañar los episodios de hipotensión.
  4. Fiebre y escalofríos: A veces pueden deberse a infecciones víricas, a contaminación bacteriana, a un fallo en el sistema de control de la temperatura del líquido de diálisis o a reacciones anafilácticas (alérgicas) de hipersensibilidad.
  5. Dolor de cabeza: A veces a final de la hemodiálisis se produce un dolor o atontamiento debido a la eliminación de desechos. Esta sensación desaparece al cabo de unas horas.
  6. Reacciones de hipersensibilidad: Suelen estar relacionadas con la estructura química de la membrana del filtro o con su método de esterilización.
  7. Problemas isquémicos agudos (embolismos, trombosis): Suelen suceder en pacientes con cardiopatía isquémica o arteriosclerosis (coincidiendo con la incorporación a diálisis de pacientes cada vez más añosos).

Los avances en la tecnología hace que estos problemas sean cada vez menores. Además muchos de estos síntomas ocurren por no seguir una dieta adecuada, y no respetar una toma de líquidos acorde con nuestro peso seco.

COMPLICACIONES CRÓNICAS DEL TRATAMIENTO CON DIÁLISIS:

Trastornos cardiovasculares (hipertensión, arritmias…), digestivos (náuseas, vómitos…) hematológicos (anemia), neurológicos, lesiones óseas (osteodistrofia), renales (aparición de quistes).

También se producen algunos riesgos como la adquisición de hepatitis C por contagio. La transmisión está obligando a dividir en sectores las unidades de hemodiálisis para dializar a los pacientes positivos en máquinas específicas y con personal específico.

Esto no se hace en todas las unidades de diálisis puesto que aún no se sabe con certeza el medio de transmisión.

La gran problemática del virus de la hepatitis C es después del trasplante renal, donde por efecto del tratamiento inmunosupresor se reactiva el virus, aumentando de manera muy notable su activación y el grado de lesión hepática.

 SUGERENCIAS

La repetición del tratamiento tres veces por semana conlleva una relación muy frecuente e intensa con compañeros y personal sanitario. Es por esto por lo que es necesario extremar unas medidas básicas de educación y tolerancia:

  • Debemos ser educados con todas las personas que nos rodean, compañeros/as y personal, independientemente si nos resultan más o menos agradables.
  • No queramos ser siempre los primeros para que nos conecten o desconecten. El personal sanitario sabe por donde debe empezar sin interés de favorecer a nadie. Todo tiene su por qué.
  • El tiempo que hagamos de menos de diálisis va en contra nuestra. El «quítame ya, que sólo faltan quince minutos» es causa de complicaciones futuras.
  • Si a la salida de diálisis no nos hemos quedado en nuestro peso seco, hay que pensar que las causas son diversas (mal estado de la balanza, hemos sudado más o menos durante la sesión, las máquinas no son todas iguales…) y, generalmente, no tiene la culpa la enfermera que ha programado.
  • Tengamos paciencia en la espera del médico, del celador o de la ambulancia después de la sesión de hemodiálisis; a veces hay cosas más urgentes que atender.
  • Si la sesión comienza más tarde, puede ser por problemas de averías de máquinas o por falta de suministro de luz, agua, etc. Tengamos calma.
  • Cuidemos de las instalaciones del centro de diálisis, en beneficio de todos.

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